Criando los hijos con atención plena: No es broma

La crianza consciente parece ser un oxímoron, un contrasentido. La atención plena es algo a lo que podemos aspirar en muchas áreas de la vida, pero asociada a la crianza, bueno, esas probabilidades a veces parecen fuera de nuestro alcance. La crianza de los hijos requiere una fortaleza estomacal increíble. El papel de un padre es el de guía, mentor, chef, chofer, tecnólogo médico de emergencia, árbitro, terapeuta, gerente, maestro, consejero espiritual y mucho, mucho más. Todas estas cosas exigen que en un momento dado, tengamos que actuar en uno, si no todos, esos roles. Estamos reaccionando constantemente a lo que sea que se nos arroje. Por lo tanto, la atención plena, a menudo puede parecer un sueño imposible cuando esta se combina con la crianza. Pero, hay una manera. La crianza consciente puede significar que hagamos consciente cada acción que emprendemos dándonos la libertad de estar presentes de forma reflexiva y tranquila, además de ser más intencionadas y menos reactivas. Nuestra capacidad de estar atentas y presentes, también nos da la claridad para no tomar decisiones apresuradas y recurrir precipitadamente a tomar medidas punitivas, sin importar cuál sea nuestro nivel de estrés. Estas ideas pueden parecer un tanto elevadas, pero prometo que con la práctica se puede lograr esta forma de ser.

Nuestros hijos entran en nuestras vidas, no al revés. A menudo es un desafío comprender este concepto, pero en última instancia, es la forma de entender cómo incluir una mayor conciencia del presente a nuestra forma de criar. Hay una cita famosa del autor, Khalil Gibran: “Tus hijos no son tus hijos. Son los hijos e hijas del anhelo de la vida misma. Vinieron a través de ti, pero no vienen de ti y aunque están contigo, no te pertenecen».Es una hermosa cita y un poderoso recordatorio de que simplemente estamos aquí para guiarlos hacia la realización de sus cualidades innatas. La sabiduría judía enseña que un niño es creado de la madre, del padre y de Dios. En última instancia, tus hijos son su propia imagen de Dios y no importa lo que deseemos para ellos, en última instancia, tendrán que vivir sus propias vidas.

¿Dónde nos deja esto? Puede parecer ilógico, pero la mejor manera de avanzar hacia la crianza consciente es atender tus propias necesidades. De hecho, para participar en la crianza consciente, primero debes saber quiéneres, qué te llena, que te da energía, dónde están tus límites y cómo te cuidas. Si no te estás cuidando, no es posible que te presentes de una manera consciente ante tu familia. Me doy cuenta que esto puede parecer drástico, pero es cierto. El Talmud nos dice que no podemos dar de un vaso vacío y no debemos dar hasta el punto en que estemos vacías. Si nos enfocamos únicamente en nuestros hijos, nos perdemos a nosotras mismas y cómo queremos presentarnos ante ellos. Por mucho que nos guste pensar que nuestros hijos están aprendiendo de lo que decimos, en realidad están aprendiendo mucho pero mucho más observando cómovivimos nuestras vidas. En la vida judía, nuestros hijos nos observan cuidándonos unos a otros a través de gemilut jasadim o actos de bondad amorosa, nos ven atendiendo al tikún olam, o el mandamiento de reparar el mundo, y observan cómo cuidamos nuestros cuerpos y mentes a través de la buena salud y las prácticas espirituales. Todos los viernes por la noche tenemos la oportunidad de poner nuestras manos sobre la cabeza de nuestros hijos y recitar las palabras de una bendición en la que pedimos que nuestros hijos sientan la luz, la paz y el amor de Dios. Esto se convierte en la base de la crianza consciente ya que es a travésde nosotros y de nuestra conciencia del momento que pedimos a nuestros hijos que sientan la presencia de Dios. Estamos modelando este comportamiento para ellos, y es a través de lo que hacemosque ellos aprenden. El pilar en el que podemos apoyarnos es nuestra capacidad para ser autorreflexivas. Continuar manteniendo el rumbo en nuestras propias prácticas de atención plena nos guiará en última instancia hacia una crianza más consciente.

Los muchos trabajos que he tenido a lo largo de mis casi 50 años apenas me han preparado para lo que ha sido y sigue siendo este viaje y la crianza de los hijos es el más desafiante de todos. ¡Las horas son largas, las condiciones son duras y la paga es terrible! Hazte la pregunta: «¿Cuál quiero que sea mi legado?». La crianza consciente significa que nos estamos volviendo, una y otra vez, a lo que es importante en nuestras propias vidas para que podamos predicar con el ejemplo. El compromiso de ejercer la atención plena en la vida diaria, guiado por el deseo de querer ser la mejor versión de nosotras mismas para poder ser modelos a seguir para nuestros hijos, es el mayor motivador de todos.

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