Querida Adrienne:
Me da terror ver gente enferma o que está sufriendo pérdidas porque nunca sé qué decir. Tengo miedo de decir algo desubicado o de empeorarle las cosas. Me pongo tan ansiosa que evito todas las situaciones (como funerales, shivas, visitas al hospital, etc.) que pueden requerir que me exprese. Sé que esto es un problema y no sé qué hacer.
Congelada
Querida Congelada,
La ansiedad no es un problema menor para muchas personas, como tampoco lo es la sensación de impotencia ante la tragedia o el sufrimiento. Uno de los libros de la Torá, Job, cuenta la historia del profundo dolor y sufrimiento de un hombre y las respuestas de sus «amigos» (y sus respuestas erróneas) ante sus desafíos. ¡Así que este es un tema tan omnipresente que es literalmente bíblico!
Algunos de los mandamientos de la Torá son «visitar a los enfermos» (en hebreo Bikur Cholim), «escoltar a los muertos», «traer la paz entre el hombre y su prójimo». Todos estos son actos profundos y vulnerables que pueden ser desafiantes en el mejor de los casos. Y, sin embargo, el propósito de nuestro “estar aquí en este planeta” es elevar nuestras almas, traer paz y reparar el mundo que nos rodea. Entonces, a pesar de nuestra angustia, estas directivas nos curan tanto a nosotros como curan a los demás y nuestra incomodidad no puede ser un factor que impida seguir este camino. El Talmud (Baba Metzia 30b) dice que «El que visita a una persona enferma le quita la sexagésima parte de su enfermedad».
Al visitar a un enfermo, no es necesario «decir» mucho, sino que debes optar por hacer mucho. ¡Anda bien vestida y pon una sonrisa en tu cara! Asegúrate de satisfacer todas las necesidades de la persona enferma; ordena su habitación y asegúrate de que esté cómoda en su cama.
Antes de visitar, actúa. Puedes llamar o enviar una nota diciendo:
“Voy a pasar al supermercado. Voy a comprar una comida para ti/tu familia. ¿Prefieres carne/lácteos/pescado? ¿Alguna restricción dietética que deba conocer?
«Voy a hacer los turnos de ir a buscar/llevar a tus hijos mientras estás en el hospital, ¡así que ni pienses en ello! ¿Qué bocadillos prefieres que le dé a tus hijos después de la escuela?».
“Estoy enviando a mi persona de limpieza a su casa. ¿Alguna instrucción en particular para ellos?”.
“Antes de ir, me encantaría saber si tienes una manta/bata/revista que te pueda llevar. ¿Tienes preferencias de color?» o «¿Qué tal si llevo mi kit de manicura?” (para algunas personas, sólo ser tocadas ya las ayuda).
“¡Doy excelentes masajes de manos/pies si te interesa! ¿Tienes loción allí o debo llevarla? ¿Qué aromas prefieres?».
Notarás que estas frases incluyen tanto «suposiciones» como «preguntas». Preguntarle a alguien «¿Qué puedo hacer por ti?» pone la responsabilidad sobre ellos. Contar u ofrecer un abanico de opciones elimina algunos de los inconvenientes de tener que aceptar (ofrecimientos/regalos) y los involucra en el proceso.
Cuando llegues, sonriendo, por supuesto, podrías decir:
«Oof, estoy tan feliz de verte incluso en estas circunstancias».
“¡Ojalá pudiera darte la mitad de mi fuerza! La mitad de mi corazón. ¡La mitad de mi energía! ¡Seguro que tienes todo mi corazón!».
“Solo necesitaba ver tu rostro y darte mi amor y mis oraciones. Si no tienes ganas de hablar, no hay problema».
Sobre todo, sigue las señales que ellos vayan dando, pero no lleves negatividad a la habitación haciendo que se trate de tus sentimientos. Una cosa que he escuchado repetidamente de mujeres que estaban enfermas, es que se sentían doblemente mal porque sentían que tenían que mimar a sus amigas. O que algunas personas las evitaban por miedo. O que se sintieron aisladas del mundo. Puedes llevarles el mundo a su habitación con cuentos de la escuela y de la vida en general. Y «lo único» que puedes decirle es «que todo hubiera sido mucho mejor si pudieras haber estado allí»; ¡y por favor, D—s, la próxima vez haremos XYZ juntas!».
Si todavía te sientes nerviosa (normal por supuesto) recuerda que “El valor no es la ausencia de miedo. El valor es la decisión de que algo es más importante que tu miedo” (Ambrose Redmoon). ¡Y esta es una de las cosas más importantes de todas!
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