Una crianza lo “suficientemente buena”

La crianza de los hijos es uno de los roles más importantes que jamás tendremos y, sin embargo, viene con la menor cantidad de capacitación. Tan pronto como nacen nuestros hijos, nos damos cuenta de que hay innumerables formas de ser padres. A veces, podemos sentir que hemos respondido bien a nuestros hijos. Otras veces, es posible que deseemos haber respondido de manera diferente. En nuestra conversación con Judy Elkin, coach profesional certificada guía a las personas a través del asombroso y desafiante viaje de la crianza de los hijos, hablamos sobre la crianza sin culpa, así como consejos para criar personas curiosas y capacitadas para resolver problemas.

¿Qué significa ser un padre “suficientemente bueno”?

Ser un padre «suficientemente bueno» significa ser padre sin culpa, comprender que no existe la perfección y dejar de lado nuestro instinto de juzgarnos. Hay tantos momentos de crianza de los hijos durante la vida de nuestros hijos que no podemos acertar en todos y cada uno de ellos. Además, a menudo no conocemos el impacto que tiene nuestra crianza hasta que hayan pasado 20 años. La crianza de los hijos es un arte y no hay dos hijos ni dos padres iguales, por lo que diferentes consejos para padres funcionarán de manera diferente para cada persona. Lo más importante es que nos preocupemos por ser buenos padres y que tratemos de hacer nuestro máximo esfuerzo.

¿Cómo podemos aceptar el hecho de que nada de lo que hagamos mantendrá a nuestros hijos completamente seguros?

Cuando nuestros hijos son bebés y podemos satisfacer todas sus necesidades, podemos sentir que tenemos el máximo control sobre su seguridad. Pero eso es un mito y, a medida que crecen, se vuelve más evidente que no podemos mantenerlos completamente a salvo. La crianza de los hijos no es para los débiles. Necesitamos tener fe y debemos confiar en que todo resultará bien. No queremos reprimirlos y no queremos que se paralicen de miedo. Habla con un terapeuta sobre estos sentimientos. Consuélate con las estadísticas. Por ejemplo, conocí a una madre que no se estresa con que su hijo conduzca su coche porque se recuerda a sí misma que la mayoría de las personas que conducen no mueren. Y también, practica un poco de negación. Eso será una gran ayuda para poder dormir por la noche.

¿Cómo podemos apoyar a nuestros hijos sin resolverles sus problemas?

Fomentar el sentido de la curiosidad es la habilidad más importante que podemos ofrecer a nuestros hijos a medida que ellos se desarrollan. Haz preguntas en lugar de darle las respuestas. Ayúdalos a resolver los problemas por sí mismos. Además, practica hacer una pausa. En lugar de saltar con una respuesta rápida a las preguntas de tus hijos, tómate el tiempo para tener una conversación. Escucha su perspectiva y luego comparte la tuya. Como padres, queremos que nuestros hijos estén sanos, seguros y tengan éxito, por lo que a veces les damos nuestra sugerencia o solución demasiado rápido. A decir verdad, es posible que no siempre sepamos la mejor manera de resolver todos los problemas. Aunque criamos a nuestros hijos, son ellos mismos y es posible que no respondan como lo haríamos nosotros. Cometerán errores, como lo hicimos todos, y con suerte, aprenderán de ellos, así como hemos intentado hacer nosotros.

¿Cuál es la diferencia entre ayudar a un hijo y facilitarle las cosas?

Cuando ayudas a tu hijo, lo ves en su mejor momento y cuando le facilitas las cosas, lo ves en su peor aspecto. Al facilitar las cosas para tu hijo, tu no crees que pueda hacer algo y solo verás sus debilidades. Pero cuando ayudas a tu hijo, ves sus puntos fuertes y lo empoderas. Podrías decirle: “Creo que puedes resolver esto. ¿Cómo lo harías?» O bien, puedes alentarlo a comenzar y hacer todo lo que pueda y luego llamarte cuando esté todo listo para recibir tu ayuda. Como padres, debemos cambiar nuestra perspectiva para ayudar en lugar de facilitar. Debemos aceptar que nuestros hijos pueden tardar mucho en descubrir algo, que sus intentos pueden no resultar excelentes o que pueden fallar. Si podemos hacer eso, en última instancia, aprenderán a hacer las cosas por sí mismos.

Cuando las cosas no salen como esperamos para nuestros hijos, ¿cómo podemos responder sin sentirnos culpables?

Acepta la humildad. Así como no podemos atribuirnos el mérito de todas las cosas buenas que le suceden a nuestros hijos, tampoco podemos aceptar la culpa de todos sus desafíos. Todos tenemos deseos para nuestros hijos, pero también debemos entender que son solo deseos. Nuestros hijos son diferentes a nosotros y debemos apreciarlos como son. Al mismo tiempo, si sientes que tienes la culpa de algo, discúlpate. Por ejemplo, dile a tu hijo: «No me gusta cómo te respondí. ¿Podemos hacerlo todo de nuevo?». Esto te dará más credibilidad y mostrará cuánto valoras la relación. Pero trata de no sentirte culpable. Aunque la culpa es un sentimiento difícil de combatir, el hecho de sentirnos culpables nos daña y no nos ayuda a ser mejores padres. Ama a tus hijos como son y ámate a tí mismo por hacer las cosas lo mejor que puedes.