Esta semana me entrevistaron en vivo en el canal i24 para promocionar el increíble Soul Summit (La Cumbre del Alma) de anoche. El entrevistador me pidió que comentara sobre una encuesta que acababa de publicarse y que indicaba que pocos israelíes planeaban asistir a los servicios en las sinagogas este año, lo que significa una conexión más débil con el judaísmo.
Respetuosamente lo corregí y señalé que el centro de la comunidad judía nunca ha sido la sinagoga; siempre ha sido el hogar.
Y este valor fundamental, es más importante este año que nunca, porque para la mayoría de nosotros la sinagoga en este momento no es una opción. Mi marido, que es rabino, no ha sido parte de un minián comunitario de rezo en seis meses. Sin embargo, el otro día me explicó que aunque la oración comunitaria es poderosa, ha encontrado una conexión especial, profunda y personal durante estos tiempos a través de sus oraciones privadas e individuales.
Espero y rezo para que cuando finalmente volvamos a nuestras casas de culto, regresemos con el poder de cómo nos conectamos individualmente. Y si ese poder personal compartido puede ser parte de un colectivo nuevo, ¡CUIDADO! Puede que tengamos el potencial para sacudir los Cielos.
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