Un Dia de Aventuras

Hoy ha sido un día de aventuras. Éramos verdaderos turistas en Israel. El día comenzó con un viaje en autobús a Masada. Guau. Fue una locura. Debido a limitaciones de tiempo (y al calor y la fatiga), tomamos el teleférico. Fue absolutamente espectacular. La cantidad de historia que se asienta en la cima de esa montaña es abismante. Luego fuimos al Mar Muerto. Todo lo que puedo decir es que fue una de las experiencias más geniales que he tenido. Frotamos nuestros cuerpos con barro de Ahava y entramos con cuidado en el mar salado. Flotar en este cuerpo de agua era como estar en un juego de realidad virtual. Desafió la física que conocemos. Y si recoges arena del fondo del mar, ¡es sal, grandes trozos de sal! Y una vez que salimos del agua, nuestra piel estaba tan suave como la seda. Tan genial. Un enjuague rápido en la ducha al aire libre y nos fuimos a vivir una experiencia beduina. Este consistía en hacer pita y montar en camello. ¡Sí, efectivamente, montamos camellos! Esto también fue una experiencia única en la vida. Yo iba en la parte de atrás y mi amiga Ora iba adelante. Nos aferramos a la vida mientras el camello nos lanzaba hacia adelante. Me reí tanto y seguí riéndome de todas las fotos histéricas que nos tomaron a mis amigas y a mí.

Asquerosamente sucios, nos dirigimos de regreso a nuestro hotel para limpiarnos para la cena. La cena fue en un restaurante increíble llamado Crave. Fue tan divertido y el menú tan genial. Nos sentamos afuera y cantamos canciones populares israelíes toda la noche. Fue tan patriótico. Cenamos con 3 de los israelíes que estaban en nuestro autobús. Cada gira tuvo el privilegio de estar emparejada con 4 israelíes que pasaron toda la semana con nosotras. Daphna, Nadia, Haggar y Yifat agregaron una visión increíble de nuestro viaje. Poder tener la perspectiva de las mujeres israelíes de diferentes orígenes agregó una dinámica muy apreciada. Y en el mundo tan pequeño en el que vivimos, resultó que los padres de Daphna son amigos cercanos del tío y la tía de mi esposo en Bélgica, ¡Y Nadia residía en Montreal y se fue a la Universidad de McGill! Este mundo judío es tan pequeño. Una de nuestras cosas favoritas en el viaje fue descubrir personas con las que estábamos conectados. Seis grados de separación, ¡pero más a menudo 2 grados!

Empiezo a entristecerme de que mi viaje termine. Habiendo estado por última vez en Israel, apenas recuerdo nada. Este viaje será diferente. Las experiencias que he tenido, las amistades que he hecho y los recuerdos que he creado durarán toda la vida.

Dr. Leslie Solomon
JPPS-Bialik
Montreal, QC, Canada